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jueves, 14 de julio de 2011

Los secretos del buen alcalde - Municipalidades y Lucha contra la pobreza

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Los secretos del buen alcalde - Municipalidades y Lucha contra la pobreza

Es imperativo evaluar la gestión municipal en función del objetivo fundamental de la superación de la pobreza.
jueves, 14 de julio de 2011 - 44251 vistas
La lucha contra la pobreza es el punto central de la agenda política nacional, regional y local. El Estado peruano suscribió los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Los partidos políticos firmantes del Acuerdo Nacional establecieron que la lucha contra la pobreza es el objetivo nacional fundamental más importante.  
 
El debate político nacional, regional y local, ha girado alrededor de este tema de tal manera que los planes de gobierno de la mayoría de los partidos han fundamentado sus propuestas sobre este eje. Igualmente, parecieran haber quedado atrás, aparentemente, las ideas que pretenden la disminución de la pobreza a través, solamente, de programas asistenciales. Existe un práctico consenso de que si no se genera riqueza, si no hay un crecimiento del PBI, la tendencia será la repartición de pobreza, produciendo en el corto plazo una “igualdad” hacia abajo, que generaría conflictos, inestabilidad y un grave retroceso al país.
 
Lima tiene siete millones 605 mil 742 habitantes (27.7 por ciento de la población nacional).
El INEI (2009) estableció que en Lima hay 1,6 millones de pobres, que representan el 15 % de los limeños en esa condición. Habría 76 mil 500 pobres extremos (1 % de la población total). La mayor de pobres en Lima  se encuentra en los distritos de Carabayllo, Puente Piedra, Pachacamac y Pucusana. Pero, la mitad de los pobres de la metrópoli se encuentran en seis distritos: San Juan de Lurigancho, Ate, Comas, Villa María del Triunfo, San Martín de Porres y Villa el Salvador.
 
El INEI señala cifras paradójicas. Así, la pobreza habría ido disminuyendo en los últimos diez. Sin embargo, añade, que si bien la pobreza monetaria ha disminuido de 24,2% (2006) hasta un 14,1% (2009) y la pobreza extrema de 0,9% (2006) a 0,2% en el 2009. Contradictoriamente la pobreza alimentaria(calórica) habría crecido de 15,9% (2006) a 17,3% (2010) y trepado hasta el 24,1% (2010).  
 
El INEI señala que la medida de la pobreza extrema, expresada en soles, para el 2009 era de 154 soles, a la que consideraba “suficiente” para adquirir una canasta básica de alimentos, y, agregaba, que sólo el 0.2% de la población en Lima Metropolitana no tenía ese ingreso (2010). Según el mismo INEI en el año 2010 la canasta básica de alimentos mensual fue de 159,6 soles para los pobres extremos  y de 325,2 soles para los pobres en general.
El INEI, afirmaba, asimismo que la línea de pobreza calórica era de 2,223 calorías, la que no fue cubierta por el 17% de los limeños el año 2009 y por el 24,1% el año 2010. En cuanto a la anemia,  establece que la padece un 30% de menores de edad de 6 y 59 meses, y un 23 % de mujeres de 15 a 49 años.
La desnutrición, tendría atrapados al 8% de menores de 5 años, y al 8 % de mujeres de entre 15 y 49 años. En síntesis, se han dado cifras que fijan que la pobreza y la extrema pobreza han disminuido en Lima pero, simultáneamente, que el hambre, la anemia y la desnutrición en niños y en mujeres son de 17%, 30% y 8%, respectivamente, para el mismo año (2009). Todo buen gobierno debe cambiar estas cifras dramáticas, convirtiéndose en  el primer deber político y ético.
Si la lucha contra la pobreza es el objetivo fundamental del país y de la capital, la pregunta es qué han hecho los gobiernos locales en este tema crucial. La lucha por la superación de la pobreza tiene dos componentes: generar riqueza y programas destinados a crear mejor calidad de vida en los ciudadanos, jóvenes, adolescentes y niños en general con inversiones estratégicas en infraestructura, equipamiento, educación, salud, etc.
La mejora en la calidad de vida se debe expresar, igualmente, en políticas destinadas a fortalecer capacidades (capital humano y capital social) y a luchar contra los males que afectan de manera dramática a los pobres, con programas que cuenten con políticas, estrategias, metas, indicadores y personal calificado para realizar esta labor.
En los últimos diez años ha crecido el PBI nacional y el per cápita -146 mil millones y 4,960 dólares respectivamente, según cifras oficiales del 2010. Ha crecido, también el Presupuesto General de la República. El del 2010 ha sido de S/. 81 857 278 697,00 de los cuales 13 006 620 011,00 se destinan a los Gobiernos Regionales y 9 896 879 038,00 a los Gobiernos locales.
Los recursos han ido creciendo pero no se ha contado con élites políticas ni técnicas –gerencias de alta calidad- para invertir eficazmente los ingentes recursos en manos del Estado. Es claro que se requiere mayores ingresos para salir de la pobreza pero, asimismo es claro, también que se requiere honradez, buen uso de los recursos, planes concretos, estrategias, metas e indicadores que muestren trimestre tras trimestre logros concretos, avances en obras y servicios de calidad que incidan en los objetivos nacionales.
A la ausencia y/ o debilidad de élites políticas democráticas en los gobiernos regionales y municipales, se añade una resonante carencia de cuadros técnicos experimentados, competentes, expertos y con capacidad para hacer que la inversión tenga impacto real en las regiones, provincias y distritos del país.
En el caso de la MML, en los 180 días de gobierno las señales han sido erráticas. Se ha priorizado, por ejemplo, una inversión de 14 millones de soles en la playa La Herradura, se planea invertir más de 200 millones de soles en la Costa Verde -inversiones que podría realizar el sector privado- mientras en las Limas emergentes se clama por un shock de inversiones que ayude a sacar de la pobreza a millones de nuevos limeños.  
Las Limas emergentes requieren un shock de inversiones que genere igualdad de oportunidades para competir y para que  mejore las condiciones de vida de la gente. Los 600 millones de solos prometidos al distrito de San Juan de Lurigancho, ¿no podrían hacerse extensivos a los distritos de Carabayllo, Puente Piedra, Pachacamac y Pucusana, Ate, Comas, Villa María del Triunfo, San Martín de Porres y Villa el Salvador? Un shock de inversiones de esta magnitud, concertado con las propias municipalidades distritales, el Gobierno Nacional y en alianza con el sector privado, le cambiaría en cuatro años, el rostro a las nuevas Limas que se esfuerzan por salir de la pobreza, fortaleciendo su espíritu emprendedor.
En el Gobierno Municipal de Lima, sin embargo, hay algunas buenas noticias como la gestión de los Hospitales de Solidaridad y el Programa Cultura Viva. En el primer caso Pedro Francke, Gerente de SISOL, ha realizado un balance de su gestión (12 de julio) en el que señala que, en seis meses, el Gobierno Municipal de Lima ha logrado 300 mil atenciones más que en el mismo periodo del año pasado, alcanzando las 5 millones 667 mil atenciones; ha logrado revertir el déficit de caja que recibió con pérdidas de más de 3 millones de soles el 2010, manteniendo el servicio sin recibir un sol del Tesoro Público; poner operativos los nuevos establecimientos de San Juan de Miraflores y Punta Hermosa; proyectar, implementar y abrir el nuevo Hospital en Rímac-Acho; tener listo, para atender, el Hospital de San Juan de Lurigancho; establecer el sistema de historias clínicas electrónicas; iniciar un programa de mejora de la calidad, haber capacitado al personal, realizando, además, una encuesta única nacional a más de 6 mil usuarios para conocer sus percepciones; repotenciar 12 centros médicos, que han aumentado sus atenciones en más de 10 por ciento; colaborar en la lucha contra la tuberculosis, haciendo pruebas gratuitas en todos los Hospitales, usando 4 laboratorios equipados con tal fin; realizar 52 jornadas médicas gratuitas en las zonas más pobres de Lima con equipos móviles, logrando más de 20 mil atenciones; iniciar un nuevo servicio de fertilización in vitro, con tecnología de punta, a un costo de la mitad del mercado; establecer una directiva para que las contrataciones con los pequeños empresarios médicos se hagan de manera transparente.
La evaluación de Pedro Francke demuestra que definiéndose claramente las metas se sabe a dónde llegar. Se requiere claridad política, abandonando el espíritu de suficiencia que refleja inseguridad. Pero, además, se requiere gerentes. Hay que generar riqueza, contar con mayores recursos pero sin gerentes competentes, eficaces y honrados, el camino se hace lento, engorroso, conflictivo y, por ende, errático. Se cuenta, sin embargo, con un buen ejemplo concreto a seguir: la gestión de Pedro Francke en los Hospitales de Solidaridad. Como él ha escrito en su evaluación, “estos son sólo nuestros principales avances, y queda sin duda mucho por hacer”.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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