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martes, 20 de setiembre de 2011

Cultura Viva - Parte II

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Cultura Viva - Parte II

La cultura y el arte no son un adorno. Son uno de los factores fundamentes en el desarrollo de la sociedad, sino el más importantes.
martes, 20 de setiembre de 2011 - 44153 vistas
El desarrollo de una sociedad moderna requiere incorporar los valores, las costumbres, los hábitos, los procedimientos adecuados, las buenas maneras de las culturas pre-modernas.
 
Las sociedades asiáticas que alcanzaron altos grados de desarrollo en poco más de tres décadas, incorporaron a la nueva realidad en construcción fundamentos sociales básicos del confucianismo, del taoísmo y el budismo. Tres corrientes filosóficas que pensaron la relación del ser humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza. Tuvieron respuestas diferentes pero aportaron a la construcción del tejido social de la vieja sociedad. Sin embargo, a diferencia de las utopías reaccionarias que pretendieron construir una nueva sociedad y un “nuevo hombre” a partir de cero, las sociedades que recuperaron su cultura y no la negaron hasta la persecución, convirtieron los fundamentos creativos de la vieja sociedad en los de la nueva, renovándolos y proyectándolos en la construcción del presente y el futuro.
 
En las sociedades asiáticas taoístas, confucianas y budistas, la compasión, la búsqueda de las tres armonías (consigo mismo, con los demás y con la naturaleza), el respeto al otro (no hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti, Confucio), el respeto a la autoridad, a la familia, a las personas mayores, la meritocracia, los hábitos de limpieza, disciplina, laboriosidad y el complimiento del deber ético con los demás, con las sociedad y con el Estado, fueron las bases para la generación de confianza, valor esencial para construir relaciones humanas imperecederas. Pero, en el entramado de la sociedad moderna, también se han recuperado las ciencias y las artes, el lenguaje, la poesía, el teatro, la música, la danza, la filosofía, las buenas costumbres y prácticas las que han enriquecido el nuevo mundo en construcción. No es, entonces, solamente, que el pasado tiene un peso muerto que retrasa el desarrollo. El pasado, a diferencia de las ideas pesimistas, también contribuye a la construcción del presente y el futuro, en la medida que ese pasado sea revalorado, estudiado, examinado en profundidad y proyectado como aporte a la construcción de lo nuevo.
 
En las sociedades occidentales desarrolladas, la discusión filosófica en el mundo académico, antecedió el desarrollo. Los países más avanzados del mundo son aquellos en los que los fundamentos culturales se grabaron a fuego para construir lo nuevo, y tanto la sociedad como el Estado, fueron baluartes en la defensa de los valores (libertad, igualdad, verdad, democracia, respeto a las leyes, a los derechos humanos, a los procedimientos, respeto a los espacios públicos y privados, etc. unido todo ello a una búsqueda racional de costumbres y procedimientos que hacen que la vida en sociedad sea de cada vez mayor calidad). Las sociedades modernas generan cada vez más espacios para la creación de bienes simbólicos que reflejan el estadio de desarrollo de la sociedad y los valores e intereses profundos hacia donde se dirigen.
 
La cultura y el arte no son un adorno. Son uno de los factores fundamentes en el desarrollo de la sociedad, sino el más importantes. La economía por sí misma no crea desarrollo, lo que impulsa al avance es la gente. Un pueblo educado, una sociedad educada en la colaboración o asociatividad, el diálogo, la concertación y el respeto al otro estarán en capacidad de emprender el desarrollo. Ningún proyecto político tendrá éxito si no existe una propuesta antropológica, una manera de entender la vida en sociedad, que hoy no puede ser otra que la democracia moderna fundamentada en la libertad, el equilibrio de poderes, el diálogo razonable, el constructivismo y la búsqueda de consensos incluso sobre la base de doctrinas comprensivas razonables.
 
El Gobierno Nacional, los Gobiernos Regionales y los Gobiernos Locales, tienen que buscar en cada uno de sus espacios los aspectos creativos de la sociedad, destacando lo que en se ha denominado las buenas prácticas y la creatividad empresarial pero que puede generalizarse a buenas prácticas de gestión educativa, social, económica, política y de creación artística.
 
En los últimos lustros la gastronomía peruana ha cobrado un vuelo especial, proyectándose fuera del país. La idea ha sido la recuperación de todo lo construido a lo largo de milenios sin descartar nada que no vaya en contra de los derechos de las personas. Se ha recuperado la gastronomía de las civilizaciones y culturas pre incas, de las civilizaciones Wari e Inca, el aporte hispano, africano, asiático y europeo y la fusión entre todos ellos con la cultura gastronómica de todas las regiones del Perú. El resultado de este intenso mestizaje que recupera  milenios de aporte, que hoy busca la excelencia y se proyecta al mundo, es un ejemplo a seguir.
 
Las culturas pre modernas tienen mucho que aportar al nuevo mundo. A diferencia del marxismo que veía al pasado sólo como pasado muerto, los gobernantes tienen que recuperar para construir el desarrollo, los sentidos con los que se estableció la relación con la naturaleza y la organización que se dieron los antiguos habitantes del mundo andino para construir una vida que alcanzó altos escalones en el desarrollo humano. El Perú dio origen a grandes civilizaciones que hoy sorprenden al mundo. Los Incas fueron el último escalón en ese desarrollo civilizatorio.
 
¿Qué es lo que se puede recuperar del pasado para proyectarlo al futuro? El espíritu asociativo (la Minka o trabajo asociado), el uso del agua, el respeto al medio ambiente,  la arquitectura y el diseño urbano, la red de caminos, determinados sistemas administrativos, una estética atrevida y diferente (la combinación espectacular de colores), la música, la danza, la composición geométrica, los volúmenes, el uso de los recursos naturales, la domesticación de miles de plantas y animales que han aportado a resolver el problema del hambre en el mundo.
 
La ignorancia de algunas autoridades define muchas veces el concepto y los programas culturales. Algunos sostienen que la cultura no da votos y por ello no invierten en ella. Otros consideran cultura la música sinfónica o la clásica y las exposiciones de artes plásticas que no entienden como lo que hay que difundir.
 
La realidad del Perú es que existe una cultura urbana sumamente creativa que se ha ido fusionando con las músicas foráneas y que ha dado vida a nuevas propuestas. Igual ocurre con las artes plásticas, las visuales y las escénicas.
 
Pero, tal vez lo más importante, es que durante las últimas décadas, existe una cultura urbana que lucha, se enfrenta y pretende derrotar a la terrible, destructiva y tanática cultura de la violencia, el achoramiento, la cultura combi, de la “pendejada” que ha desplazado a la “viveza criolla” y que tanto daño le hace a la sociedad porque se ha convertido en un tejido destructivo que obstaculiza el desarrollo.
 
Si los peruanos y los líderes de verdad quieren el desarrollo, tienen que apelar a la construcción de una cultura viva que refuerce los mejores valores de la sociedad peruana, que recupere lo mejor del pasado y que cancele, igualmente lo peor de la cultura autodestructiva (dogmatismo, empirismo subjetivo, doctrinarismo y sobre-ideologización, intolerancia, racismo, incomunicación, discriminación social y falta de respeto al otro y a la naturaleza), para dar vida a una cultura viva, nueva, que rescate los valores, los procedimientos, las estéticas y los formas artísticas del pasado, que los recree  y los proyecte para crear lo nuevo en la vida diaria y que se pueda proyectar al mundo como la gastronomía.
 
Los gobernantes tienen el reto de crear lo nuevo. Una sociedad moderna, libre, democrática requiere de gobernantes de alta calidad. Una clase política desarrollada y culta puede construir una sociedad avanzada. Nuevas élites democráticas. Nuevas ideas. Nuevas prácticas políticas. Requerimos una cultura en general y una cultura política viva, innovadora, agradable, constructiva, trascendente que genere unidad y un rearme moral que nos una y nos proyecte como sociedad diversa y, por ello, tolerante y unida.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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