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martes, 19 de junio de 2012

Hugo Chávez: El emperador está desnudo y enfermo

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Hugo Chávez: El emperador está desnudo y enfermo

martes, 19 de junio de 2012 - 42629 vistas
Hugo Chávez Frías o Candanga (candela, travieso, inquieto), como suele llamarse en el Twitter, no solo se equivoca en la aritmética simple (multiplica cinco por tres igual a dieciocho) sino que se enreda cada vez más en el cálculo político, en el manejo del Estado venezolano, en poder vacío de las palabras vacías, en la demagogia permanente, en la necesidad de seducir hasta a su sombra.
 
Las encuestas dicen que Hugo Chávez (cumple 58 años el 28 de julio) ganará las elecciones pero lo que no dicen es que si ganara, sucederá como cuando Alberto Fujimori obtuvo su última elección. Será una victoria pírrica porque, en el perturbado afán de permanecer en el gobierno hasta el 2050, ha logrado que la oposición se una y elija en elecciones primarias (más de tres millones de votos) a Enrique Capriles Radonski (abogado y empresario, cumple 40 años el 11 de julio) candidato sereno, político exitoso, experimentado pese a su juventud (dos veces alcalde de Baruta, el más joven vicepresidente del ex Congreso de la República, presidente de la Cámara de Diputados, además de Gobernador de Miranda en elecciones en las que derrotó al engreído candidato de Chávez, (Diosdado Cabello) premiado luego de la derrota con la  vicepresidencia de la República. Con Capriles se ha dado vida a la Mesa de Unidad Democrática y a un discurso electoral democrático, unitario, tolerante, integrador  y concertador.
 
Megalomanía y lenguaje.
Hugo Chávez, megalómano, en la búsqueda de la re-re-reelección, ha vuelto a polarizar a Venezuela. Chávez es la patria, el corazón de la patria, el espíritu de la patria, la palabra de la patria, el pensamiento de la patria y la patria en acción. Los que no están con él son la antipatria, los “pitiyanquis” (imitadores de los norteamericanos), demonios, burgueses de orilla, pitiyanquis de pacotilla, fascistas, fariseos, hipócritas, bandidos, inmorales, diablos, alcahuetes, golpistas, mentirosos, politiqueros inmorales, arrastrados, caimanes arponeados, hijos de papá, delincuentes, asquerosos, traidores, mafiosos, golpistas, imbéciles, narcotraficantes, desgraciados, pantalleros fascistas, ricachones, golpistas, degenerados, vagabundos, peones del imperio, ladrones de siete suelas, entre tantas y tantas invectivas. El lenguaje de Chávez es el del el insulto, la imprecación, la grosería, la violencia verbal incontinente. Mesiánico, autoritario, dueño de la verdad única, sentencia a los demás a los que declara fuera de la historia, del paraíso, de Venezuela. Chávez es la viva intolerancia, la división, el anatema, el maltrato al prójimo y así mismo. No hay amor a su país ni a los otros. Chávez es impostura, afectación y fingimiento permanente. Su  sectarismo enfermizo ha divido a Venezuela. O estás con Chávez que es la patria o estás contra él, la anti-patria.
 
La economía venezolana.
Hugo Chávez ha recibido un país en un período en el que Venezuela (27 millones de habitantes, 73° en el Índice de Desarrollo Humano, 13 mil dólares de ingreso anual per-cápita) ha recibido miles de millones de dólares anuales de ingresos por petróleo. El cálculo del precio del petróleo para el presupuesto público se ha hecho en Venezuela a un precio de 40 dólares, cuando, en promedio, el barril ha superado 100 dólares. Según ley, el Banco Central de Venezuela - BCV, no es autónomo y debe entregar al Gobierno la suma que éste solicite. De esta forma, se han entregado, de los fondos del BCV, más de 30 mil millones de dólares anuales, al Gobierno para que los utilice libérrimamente. No hay control. Las denuncias no investigadas.   El BCV, como han explicado los economistas venezolanos está técnicamente quebrado, pues se le sustrae, anualmente, un promedio de 30 mil millones de dólares que se transfieren al gobierno.
La inflación es superior al 27%, hay especulación, la producción interna está en decadencia y se tiene que importar todo tipo de productos. Pese a que los dólares deberían abundar, están controlados y se cotizan en el mercado paralelo a tres veces su precio que en mercado oficial. La moneda es débil. Pero no se trata solo de inflación. El “antiimperialismo” de Chávez no ha roto la dependencia con la economía norteamericana a la que le vende petróleo y le compra toda clase de productos. Estados Unidos es el principal proveedor de Venezuela. La economía es un caos. Nadie sabe con exactitud cuántos miles de millones de dólares subsidian a Cuba a cambio de miles de médico, profesores y agentes de inteligencia. Algunos analistas sostienen que Chávez no ama a Venezuela por la dependencia y sumisión a los hermanos Castro y a Cuba, y que el servicio de inteligencia cubano tiene enorme poder.
Los miles de millones de dólares que ha manejado el Gobierno no reflejan un país con una economía ordenada. Venezuela tiene menos reservas (28,600 millones de dólares) que el Perú (57 mil millones de dólares) pese al océano de petróleo y a su precio. El 90 por ciento de la economía de Venezuela depende del petróleo y de PDVSA, la empresa estatal sometida a la férula de Chávez, que la utiliza para la política interna y externa como el canje de petróleo a uno por ciento de interés anual y dos años de gracia a Argentina, Cuba y Uruguay. ¿Qué dirán los “rojos-rojitos” del Perú sobre el “extractivismo de Chávez?
 
La corrupción.
El control sobre el Poder Judicial, la Fiscalía y los demás poderes del Estado que fueron siendo sometidos paso a paso, hasta producir un liderazgo autoritario, cesarista, en el que el culto a la personalidad es la práctica  diaria. Hoy la corrupción se denuncia en los Consejos Comunales, entidades del “poder popular” a las que se les transfieren fondos para la ejecución de obras. La Contraloría de Venezuela y el Congreso están buscando la creación de instrumentos jurídicos para controlar y sancionar, cuando fuera el caso, los gastos de los Consejos Comunales, pues son entidades que no forman parte del Estado y los usufructuarios de los fondos no son funcionarios públicos. La ley anticorrupción en Venezuela está en el olvido y nadie controla las actividades del presidente.
 
La enfermedad de Hugo Chávez.
La verdadera enfermedad de Chávez se llama megalomanía, mal que han padecido todos los dictadores totalitarios del mundo. El grito o lema de “¡Patria o Muerte!”, después de la enfermedad mutó hacia el de ¡Independencia y Patria Socialista! ¡Viviremos y Venceremos! Luego de un año de enfermedad que fue tratada como secreto de estado, en medio de cirugías, quimioterapias y radioterapias, el Chávez ateo pasó a hablar de Cristo, del amor, de la vida y a pedirle a Cristo, a Dios “que le otorgue más años” para “servir a su patria”, “para terminar su obra”, porque todavía tiene mucho que hacer. Chávez como otros dictadores megalómanos, cree  o quiere creer, que él es el intérprete,  salvador, el mesías, el amante de la patria. Chávez, vestido de rojo o con una camisa o casaca confeccionada con la bandera venezolana, es el padre y la madre de Venezuela, él tiene que salvar a los venezolanos, conducirlos a ser la nueva Cuba de América, el paraíso en la tierra que vivirá del océano de petróleo. Chávez canta el himno de Venezuela, el himno del ejército y del arma del Ejército al que sirvió. Chávez es una caricatura de sí mismo, es un pésimo actor que ha convertido su vida en una telenovela de altísimo rating y de ínfima calidad.
 
La otra enfermedad de Hugo Chávez, el cáncer, existió y existe, también. Pero la enfermedad, ha sido aprovechada para martirizarse para sus fines políticos.  Con su aliado, el dictador integrista iraní Mahmud Ahmadineyad, Venezuela fabrica y exporta armas. Tumefacto por los medicamentos, no se sabe cuántos meses más de vida le aguardan. Lo que está muy claro es que todo lo que sirva para el objetivo de perpetuarse en el poder será utilizado. Chávez padece tres enfermedades: megalomanía, cáncer y un profundo resentimiento expresado en un odio militante. Lo que no entienden Chávez y sus acólitos es que de  ganar las elecciones abrirán la puerta de su final. Todo tiene su final. Nada dura para siempre, es lo que ha aprendido el Chávez que se creyó eterno.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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