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jueves, 21 de junio de 2012

Alberto Andrade Carmona: El político emprendedor, reformador e innovador

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Alberto Andrade Carmona: El político emprendedor, reformador e innovador

jueves, 21 de junio de 2012 - 42844 vistas
El 20 de junio se han cumplido tres años de la partida de Alberto Andrade, regidor de Miraflores durante tres años, alcalde del mismo distrito durante seis y alcalde de Lima siete años además de congresista de la república.  Andrade, alcalde, empresario, abogado, especialista en marketing, gerente de sus empresas, hombre de negocios, diseñador de productos industriales, vendedor de seguros, organizador,  luchador tenaz, promotor cultural, amante de Lima, lo limeño y lo peruano. Conoció el país de palmo a palmo. Amante de Tacna, ciudad a lo que viajó los 29 de agosto de cada año a celebrar su reincorporación al Perú. Alberto amaba a su familia y trabajaba duramente por ella. Era valiente, decidido, optimista  y leal, palabras que podrían definir adecuadamente su carácter.
 
Andrade era un limeño, criollo, nacido en los Barrios Altos. Capaz de tomar decisiones y asumir sus consecuencias. De gran sentido del humor, definía las situaciones complejas con espíritu criolla y palabras sencillas. Cuando lo acusaban de pituco, él decía: - Se equivocan, soy “pitruco”, no pituco. Una vez, en México, cuando le pidieron que definiera cuál fue la estrategia para ordenar el caótico comercio informal de Lima, dijo riéndose socarronamente: - “pálogo”. Cuando las tensiones políticas con el gobierno de Alberto Fujimori que le quitaban inexcusablemente recursos y competencias a Lima, cantaba riéndose: “que triste es mi vida, llora que llora, llora” y asumía, optimista los nuevos retos.
 
No era de pensamiento abstracto. Tenía una  gran inteligencia y capacidad para analizar los temas con gran sentido práctico. Creía en el trabajo de equipo, en el liderazgo dentro del grupo y en la búsqueda de soluciones rápidas y prácticas. Tenía claro que una gerencia moderna debía trabajar “bien… y rápido”. Daba oportunidad a los gerentes para innovar y demostrar en los hechos su capacidad para hacer bien las cosas. Comprometido con la ciudad y con una escases extrema de recursos – el presupuesto de Lima era de 230 millones de soles anuales para una ciudad de casi 8 millones de habitantes, frente a los más de mil millones de los gobiernos siguientes- apeló a la creatividad para resolver las carencias: - “adopte una balcón” para recuperar los balcones y las casonas virreinales y republicanas; - “vuelve al Centro” para impulsar el turismo, las actividades artísticas y culturales y los ciudad; - “El Festival del Sabor” para recuperar la gastronomía y los dulces limeños, que dieron empleo a centenares de mujeres, madres de familias y que iniciaron un “boom” de la comida criolla primero en el Centro de Lima  que creció a los principales barrios de la ciudad.  En Miraflores y en Lima promovió las actividades artísticas y culturales pese a los escasos recursos. Recuperó los teatros y los espacios culturales. Tenía claro que un país sin cultura es un país sin alma, sin rostro, sin identidad.
 
Simultáneamente, para enfrentar la pobreza de recursos creó el Servicio de Administración Tributaria Municipal (SAT) que en medio de la recesión logró que los ingresos crecieran y se compensara la caída por el recorte de las trasferencias del gobierno central. Con esos ingresos se hizo obra metropolitana.
 
Hizo en Lima lo que nadie se atrevió a hacer: recuperar las calles, los espacios públicos de la ciudad para la gente, para los pequeños y grandes negocios, para que los turistas, los niños y los jóvenes vuelvan al Centro, a conocer la   ciudad y su historia. Le dio nuevo impulso al Barrio Chino, a las galerías y centros comerciales. No fue tarea fácil. Requirió diseñar una estrategia, crear equipos de planificación, acción y diálogo. Se liberaba una zona y se recuperaban las veredas, las pistas, el ornato con la participación de los vecinos. Su acción partía de un compromiso real con la ciudad y con la gente. No era fingimiento. No buscaba la fotografía, la vanidad ni el fatuo interés. La acción era resultado de un compromiso, de búsqueda de progreso y de amor a la ciudad que amaba de verdad. Promovió los Cabildos Abiertos en los barrios lo que le permitió escuchar, conocer los problemas de las gentes y buscar soluciones.
 
Andrade, era una persona sencilla aún cuando le cansaba el tumulto o el desorden. Tuvo una actitud democrática en los hechos aún cuando él asumía las decisiones, asumiendo su responsabilidad. Una vez a una persona de cierta cercanía a él, a la que le gusta “cholear” a la gente, le dijo con claridad: - “No cholees a la gente. Cuando haces eso me estás fregando a mí (usó una palabra más fuerte) y a mi familia. No te das cuenta que mi tía es una cholita y que yo también lo soy”. Amaba al Perú y la música peruana en especial la Marinera. Le encantaba cantar valses y con Augusto Polo Campos creó programas para los jóvenes cantantes de música criolla. En Miraflores y en Lima organizó festivales de Marinera. Amaba y apoyaba a los niños que practicaban el baile nacional, los invitaba a las presentaciones, se preocupaba que la municipalidad tuviera una buena banda, con instrumentos renovados, que tocaron sus melodías en las plazas, en los barrios, en las actuaciones públicas. En plena lucha contra el terrorismo, modernizo el Parque Central de Miraflores, que debería llevar su nombre, con un anfiteatro en el que organizaba bailes de música peruana. Semejante labor imaginó para el Parque del Amor donde recibía a las parejas y a las familias del distrito. Su labor trascendió y miles de parejas llegaron a tomarse fotos y bailar ante cientos de vecinos.
 
Andrade recuperó Miraflores y empezó su modernización con la promoción de la inversión privada y la realización de obras con recursos municipales. En Lima, pese a los magros recursos, impulsó obras metropolitanas y en los barrios. Supo unir tradición y modernidad, pasado y presente, con criterio y sentido. Se preocupó que lo tradicional no se perdiera pero abrió las puertas a una modernidad integradora, democrática, incluyente.
 
Andrade era directo. No hacía disfuerzos, tenía un trato amable y sencillo. Durante las campañas electorales, en sus visitas a los barrios populares, comía y bebía lo que le invitaba la gente con cariño. Hablaba poco, su discurso era práctico, ajeno a ideologías. Convocaba a todos. Eso sí, siempre se consideró socialcristiano.  No le gustaba inaugurar las obras, aún cuando entendió que había que hacerlo. Jamás entendió la mezquindad, la pobreza de espíritu, de quienes retiraron las placas de sus obras y pusieron las propias. No tenía resentimientos ni guardaba rencores. Tomaba decisiones para innovar. Se ocupaba de los detalles a fin de que las obras y servicios fueran de alta calidad. Se preocupaba de las obras y de los servicios, también de los parques y del estado de las calles, de la recuperación de los espacios públicos. Creó los viveros municipales de Miraflores y de Lima, en donde empezó a producir millones de flores anualmente, a costos muy bajos, para embellecer la ciudad.
 
Alberto Andrade, fundó Somos Lima y también Somos Perú. Primero como movimiento y luego como partido.  Gracias a su conducción, Somos Lima ganó las elecciones en 1995, congregando la participación de centenares de dirigentes y la participación de  de miles de limeños para crear el movimiento limeño. Más tarde (1998), forjó Somos Perú que se inscribió como Partido Democrático Somos Perú con el que volvió a ganar la alcaldía de Lima, de la mayoría de sus distritos y un importante número de alcaldías provincias y distritales en todo el país.
 
Somos Perú abrió las puertas a miles de peruanos. Los dirigentes con mística aguerrida, recorrieron todo el país para recoger firmas que superaron el millón. Se inscribió con 1,111,111 firmas. Se abrieron cientos de locales y se realizaron variadas actividades: escuelas políticas, asambleas, actividades culturales. Decenas de constructores de Somos Perú le dedicaron tiempo, esfuerzo y recursos a la formación del partido. Lo hicieron anónimamente, con la esperanza de que sirviera a la recuperación de la democracia y al desarrollo. Alberto, con sus aciertos y errores, tuvo la valentía de crear, organizar y conducir el partido en circunstancias que la mayoría no conocía, pues en sus peores niveles de insania, la acción del poder oculto contra su labor produjo recorte continuo de recursos a la ciudad, menos competencias, interceptación de teléfonos, seguimientos, amenazas, “movilizaciones” manipuladas contra el Gobierno Municipal, terrorismo de imagen, contra-campañas de desinformación, huelgas de desgaste prolongadas, “movilizaciones” con montajes de escenificaciones psicosociales, además de la acción de infiltrados para crear conflictos internos a fin de desestabilizar al gobierno municipal y a Somos Perú.
 
Andrade nunca se quedó callado. En Miraflores organizó las marchas por la paz con el fin unir a los ciudadanos contra el terrorismo. Como alcalde de Lima promovió las movilizaciones contra el abuso del poder y la violación de los derechos humanos. La movilización y mitin con el lema ¡Basta ya! y las dos grandes Marchas de los Cuatro Suyos, la primera para defender la autonomía municipal y la segunda, al comenzar el tercer gobierno de Alberto Fujimori, cuya organización recayó, en lo fundamental, en Somos Perú. Pese a que Andrade, fue atacado por el fujimorismo montesinista, algunos partidos en el colmo del sectarismo lo acusaron de “fujimorista”. Cuando Somos Perú luchaba contra el autoritarismo, otros negociaban con la dictadura y tenían el descaro de acusar a Andrade de “fujimorista”.
 
La conducta de Andrade en política siempre fue prudente. Apoyó y defendió la democracia y a Valentín Paniagua al que promovió a la presidencia de la república y a la creación de Gobierno Constitucional de Transición, al que apoyó con ministros y asesores. No vaciló en defender al presidente Paniagua en los medios de comunicación cuando se le maltrataba en forma malsana en la televisión aún controlada. Nada de eso fue espontáneo. Existía una dirección política en la que confiaba y con la que trabajaba en forma diaria. Andrade era de los que descansaba temprano (siempre repetía riéndose: “el hombre honrado, en su casa a las diez está acostado”) y trabajaba desde las 5.30 de la mañana, momento en que empezaba la primera reunión, luego de leer y escuchar el primer informe político. En ese momento, a esa hora, tomaba las decisiones más importantes. Confiaba en sus equipos, delegaba y cuidaba a los dirigentes. Lejos del engreimiento y la fatuidad, se esforzaba por cambiar las cosas. No fue un conservador, fue un reformador, renovador, innovador.
 
Andrade fue el mejor alcalde de Lima porque trabajó en medio de la recesión, enfrentando con valor un sabotaje permanente, mientras le quitaban recursos, competencias y funciones. Jamás se quejó ni quiso victimizarse. Siempre actuó con optimismo, con entereza. Poseía el don de carisma y gran rapidez para encontrar la palabra sencilla, adecuada, para definir una situación y comunicarla. Inició la recuperación de Lima. Usó los escasos recursos con criterio y pese a todo, logró que los ingresos municipales aumentaran. Conoció las calles de Lima en detalle. No le interesaban las discusiones ideológicas bizantinas.  Trabajaba con entereza y entrega, proponiéndose metas, buscaba soluciones y tomaba decisiones con el fin de recuperar la ciudad. Lima fue otra después de los dos gobiernos municipales de Alberto Andrade. Fue congresista, pero no será recordado por ello, pues su carácter era el de la acción transformadora. Era un ejecutivo. Le fascinaba lograr resultados en plazos rápidos. En donde había un problema había una oportunidad. Detestaba las ceremonias en las que se ponían las “primeras piedras”. Lo hizo una vez y decidió no volver a hacerlo nunca más.
 
Alberto Andrade ha dejado un legado a los limeños, a todos sus partidarios y a todos los peruanos. Su carácter, su espíritu emprendedor y renovador, el amor por Lima y el país, la satisfacción por el deber cumplido, el trabajo en equipo, la valentía y firmeza de carácter, deben ser recuperados por el bien de Lima y de Somos Perú, el partido democrático, que creó con el fin de modernizar las ciudades y los pueblos, fortalecer la descentralización y peruanizar el Perú con espíritu tolerante y optimista.

 

Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com

 

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