Las noticias sobre el accionar del terrorismo en el Perú no dejan de sorprendernos. Once niños y varias mujeres rescatadas de los campos de concentración creados por los terroristas para manipular a los niños y a las madres en la guerra que los neo-senderistas le han declarado al Estado y a la sociedad peruana. Los niños y las madres como carne de cañón. La esclavitud y la manipulación como libertad y conciencia. Se trata de adolescentes que fueron secuestradas y luego violadas por los terroristas para que “sirvan a la guerra popular”. El mal radical echando raíces en el Perú.
La información nos pone en contacto, también con la presencia, esta semana, de dirigentes del MOVADEF (organismo autogenerado de Sendero Luminoso) en la presentación del libro del profesor Gonzalo Portocarrero en la Universidad Católica. En este caso, uno de los cabecillas del grupo criminal de Abimael Guzmán se presentó para sabotear la presentación del libro y hacer una defensa cerrada de su jefe y de la ideología terrorista. Los dos casos, el de los niños y madres secuestradas y el del MOVADEF, no son nuevos en el Perú. En los años 80 y 90, los terroristas del MRTA y Sendero Luminoso en SATIPO – Junín y en otras zonas de la Selva Alta, habían esclavizado al pueblo Asháninca para que le sirviera de carne de cañón en su guerra. Esta práctica común en la “guerra popular” en Colombia, lo fue también en Camboya y otros lugares del mundo en que el totalitarismo comunista aprovechó las luchas de los pueblos por su liberación y los sometió a masacres, esclavitud, campos de concentración y genocidios. El MRTA y Sendero Luminoso sometieron al pueblo Asháninca, asesinaron a sus dirigentes, capturaron a jóvenes mujeres, las usaron como lavanderas y cocineras, las violaron, las obligaron a abortar y luego las asesinaron porque ya no les eran útiles o porque eran un peligro pues los habían visto, los conocían. El mejor camino era eliminarlas
Todo lo anterior que pareciera salido de una película de horror ha sido y, parece, que sigue siendo realidad en algunas zonas del país. Está claro que el terrorismo de SL y el MRTA con otros nombres, en otros escenarios y en otras condiciones, está de regreso. Esta vez en la “lucha de las masas”, en un ecologismo fascista, un eco-fascismo o un ultra ecologismo, que oculta sus verdaderos propósitos. Los que concilian con ellos son cobardes que temen decir la verdad, que se niegan a aceptar que en las organizaciones y las luchas del pueblo están siendo infiltradas grupos terroristas-totalitarios que llevan al pueblo a derrotas, masacres, confrontaciones violentas con víctimas en el pueblo y en las fuerzas del Estado. La radicalidad de las propuestas tienen entre otras explicaciones un origen común: la presencia de Patria Roja que concilia, permite y actúa al lado del MRTA-Patria Libre, MIR Dignidad y MOVADEF que aplican tácticas de confrontación violenta en una suerte de “terrorismo de masas”.
El terrorismo en el Perú ha reiniciado sus actividades en los diversos escenarios del Perú. El terrorismo está en la acción de sus huestes en el Valle del VRAEM pero también en las luchas políticas del pueblo peruano. Esta no es una novedad. Desde que el Partido Comunista del Perú en la versión llamada Sendero Luminoso decidiera el acuerdo de paz con Vladimiro Montesinos, dejó en claro que el camino sería largo y que los senderistas volverían a agruparse. El acuerdo de Paz de Abimael Guzmán solamente postergaba la guerra popular. Había que volver a crear las condiciones por ello. Hoy están creando las condiciones. Guzmán tenía claro que la “guerra popular” contra el Estado y la sociedad peruana, con la mayoría de los dirigentes presos, no tenía futuro. Por ello, con el apoyo de Vladimiro Montesinos, coordinaron para convencer a cada uno de los dirigentes del comité central de su partido para que se alinearan a su liderazgo. Así lo hicieron. Quedaron fuera de este acuerdo dos grupos senderistas, uno en el Valle del Mantaro, Mantaro Rojo y otro en el VRAE, que continuó operando aliado al narcotráfico, con el viejo esquema totalitario de someter a los pueblos, manipular a las mujeres y a los niños, esclavizar a los pueblos indígenas todo a partir de una ideología reaccionaria que busca imponer la dictadura del proletariado y el campesinado, representado por el “partido comunista” en el camino a la sociedad sin ciases, “sin explotadores ni explotados”.
“Mantaro Rojo” y el grupo senderista del VRAE privilegian la “guerra popular”, la acción militar por encima de la acción política. Sin embargo, éstos últimos, manteniendo su esencia totalitaria-dictatorial, han realizado una autocrítica sobre los métodos de Abimael Guzmán y, para alcanzar sus objetivos tácticos, ya no ingresan a los pueblos a asesinar a las autoridades. Hoy buscan persuadirlos, no les roban los víveres, los compran con el dinero del narcotráfico a fin de ganarse la confianza. En parte del VRAEM han creado una suerte de territorio liberado, gracias a los errores de los sucesivos gobiernos desde el 2001 hacia adelante.
Los liderados por Guzmán, reagrupados en el llamado MOVADEF son los que aceptaron el “acuerdo de paz” firmado entre Montesinos y Abimael Guzmán- están hoy buscando ampliar su presencia en el gran escenario político nacional. Presentes en Lima y en casi todos las regiones y provincias del país, dejan sentir su huella en Espinar y en Cajamarca a través de los Frentes de Defensa de los Intereses del Pueblo- FEDIP y también en Bagua, Ayacucho, Apurímac, Cusco, Puno, Junín y otras lugares del país en donde hay conflictos en donde buscan “reconstituir y reorientar” al SUTEP. La “reorientación” es la radicalización y la violencia.
No existe conciencia en un sector del país, especialmente en algunos jóvenes que no vivieron los nefastos días del terrorismo, de lo destructivo y malsano que es el accionar terrorista, de lo repugnante de sus métodos, de la brutalidad a la que puede llegar su fanatismo, del odio que cultivan -le llaman “odio de clase”- y que inculcan a los jóvenes que ganan a sus filas. El pensamiento retrógrado del terrorismo de las diversas facciones de Sendero Luminoso, es similar al del MRTA y los militantes que hoy en libertad y están infiltrados, igualmente, en Cajamarca, Bagua y otros escenarios en los agitan a la gente y exacerban los conflictos con absoluta impunidad, con la actitud contemplativa de partidos políticos democráticos que no llaman las cosas por su nombre y que no logran expresar su solidaridad con el pueblo de Cajamarca denunciando la violencia, la irracionalidad y la profunda vocación totalitaria, antidemocrática, intolerante, fanática y destructiva. Wilfredo Saavedra del MRTA se mueve con absoluta impunidad, azuzando conflictos, desatando la violencia, creciendo en imagen, viendo como su radicalismo tiene efectos positivos para él y sus partidarios, pues los medios le dan cabida. Los políticos están como en Versalles, entretenidos en su pequeño poder. Los que apoyan la lucha de Wilfredo Saavedra del MRTA, de Gregorio Santos del Partido Comunista del Perú- Patria Roja y la actitud mesiánica, dogmática e irresponsable del ex sacerdote Católico Marco Arana, están contribuyendo al crecimiento y desarrollo de propuestas reaccionarias que califican de “progresistas”.
¿Por qué es reaccionario el totalitarismo que propugnan los neo-terroristas? Las fuerzas políticas que buscan el progreso, el desarrollo, la democracia, la libertad y la lucha por la superación de las desigualdades no tienen ningún punto en común con el terrorismo y el neo-comunismo. Más bien entre el neo-comunismo y el nuevo terrorismo hay muchos puntos en común. Uno de ellos es el afán por destruir la democracia. Otro es la intolerancia absoluta, una falsa defensa del medio ambiente, una manipulación de los justos reclamos de la gente, un interés en radicalizar los conflictos, la aceptación del marxismo-leninismo como doctrina y método de análisis; el impulso a la lucha de clases y a la instauración en el Perú de un gobierno “democrático” basado en la dictadura “democrática” de obreros y campesinos. El paso táctico es la Asamblea Constituyente y una nueva constitución política. Existe una misma doctrina, una misma visión de la realidad. La diferencia entre los neo comunistas y los terroristas agrupados en el MOVADF y en Patria Libre del MRTA es sobre la radicalidad de las propuestas. Pero, la esencia y el contenido de la propuesta teórica y programática es la misma.
Los peruanos no podemos vivir de espaldas a nuestra historia y a nuestra realidad. En los años 80 y 90 del siglo pasado, murieron según el Informe de la Comisión de la Verdad casi 70 mil peruanos. La destrucción superó los 25 mil millones de dólares, con los que se empobreció aún más al país. Los rezagos de la guerra terrorista contra el Perú, bajo el pretexto de crear una nueva sociedad, “la república de nueva democracia”, solo trajeron sangre, dolor, destrucción y lágrimas. ¿Vamos a repetir la historia? ¿Vamos a permitir que el esfuerzo de millones de familias emprendedoras, que han creado sus pequeñas empresas, sus empleos y que buscan una vida mejor para sus familias y el país vuelva al camino del atraso, del terror y del empobrecimiento? ¿Vamos a permitir que el crecimiento económico de más de una década se eche a perder por la acción irracional de minorías intolerantes, mesiánicas y radicalizadas?
La democracia no es un sistema perfecto pero no existe un sistema superior de gobierno creado por el ser humano. Una dictadura totalitaria, que impone una ideología única; un partido, un pensamiento, una prensa y al Estado como el único propietario de todo, además de un único líder ha fracasado en el mundo. Conciliar con ese pensamiento, esa ideología, esa práctica malsana es volver al camino del atraso, el oscurantismo, el empobrecimiento, la intolerancia y la violencia. ¿Queremos los peruanos retroceder o avanzar? Los peruanos demócratas tenemos la palabra.
