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Le preguntaron a Confucio sobre la muerte. Respondió que apenas conocía la vida y que no podía decir nada sobre la muerte. Siento lo mismo.

 

Un pensamiento simple dice que la muerte es el fin de la vida y que la vida es todo lo que se opone o se aleja de la muerte. En realidad la vida y la muerte van unidas. Morimos y renacemos a diario.

 

El arte de la vida es renacer-naciendo-no-igual. Se trata de renacer-creciendo, evolucionando, mejorando.

La idea del cambio está en Heráclito no como revolución sino como transformación permanente, como evolución, como la aparición siempre de algo nuevo, no novedoso.

 

La idea de la revolución es reaccionaria como pretension política de cambio violento para construir una sociedad utópica.  Para los marxistas la idea de la revolución está vinculada a la violencia. Si la “revolución” no es violenta no es revolución sino reforma. Por ello oponen reforma a revolución. No quieren, afirman, reformar la sociedad lo que desean es destruir la vieja sociedad, las viejas estructuras que moverían todo, para construir una nueva desde sus cimientos, una nueva estructura que casi automáticamente cambia al ser humano.

 

Es una obsession reaccionaria la idea de cambiar al ser humano desde el Estado. Stalin pedía que los literatos y los artistas actuaran como “ingenieros del alma”. Y por ello imponía un solo y único camino para el comunismo: la lucha de clases despiadada que eliminara a los “contrarrevolucionarios” e impusiera la dictadura del proletariado desde su partido.

 

Las revoluciones son hechos excepcionales cuando son auténticas y son resultado de situaciones sociales extremas. Pero no toda situación extrema genera las condiciones para una “revolución”.

 

En la vida diaria no cambiamos de un día para otro. Es absurdo creer que se puede cambiar súbitamente como Saulo que se transformó en Paulo. El ser evoluciona y porque evoluciona cambia. Se trata de una evolución de millones de años.  Pero no cambia en la versión infantil marxista de los cambios cuantitativos que se transforman en cualitativos, esa suerte de “brincos” que provocarían la creación de un nuevo hombre y una nueva sociedad.

 

La versión marxista de la dialéctica tan duramente criticada en filosofía la difundieron los marxistas que profesaron un materialismo-dialéctico de manual y lo difundieorn como si se tratara de una revelación bíblica. Sólo la manipulación de un aparato de propaganda tan hábil pudo hacer creer que eso era "ciencia", que ellos, los marxistas eran los dueños de la verdad y que los demás vivían en la pre-historia. Es curiosa la pretension totalitaria de comenzar todo de cero. “El marxista es un actor consciente de un proceso inconsciente”. Nada menos. Los únicos que tenían conciencia. Los demás eran y son simpeles oscurantistas. Narcisismo puro. Megalomanía total unida a mesianismo sectario.

 

Los que afirmaron y afirman que en Rusia hubo una revolución en octubre de 1917, mintieron.

 

La revolución democrática se produjo en febrero de 1917 con el derrocamiento del zar. En octubre de ese año hubo un golpe de estado contra la revolución democrática que impuso un proyecto totalitario que se mantuvo en el poder por medio de la violencia concentrada y masiva, simultáneamente.  Ese golpe de Estado que presentaron como "revolución" hurtó una revolución democrática a la humanidad como hicieron los hermanos Castro con el Che Guevara en Cuba que lograron unir al pueblo contra el dictador Batista en un amplio proceso democrático. Se derrocó al dictador pero los hermanos Castro y el Che Guevara le robaron al pueblo la libertad al tracionarlo convertido la revolución democrática en una tiranía totalitaria que lleva 53 años en el poder, repitiendo el esquema marxista-leninista de una filosofía de Estado, un partido único con prensa única, eliminación de la libertad y toda forma de actividad no regimentada por el partido que dirige al Estado. Eliminación de la libertad y la imposición de una dictadura en nombre el proletariado, liberador de la humanidad. Dictadura, según afirman, necesaria para el proceso de conquista del comunismo. ¿Qué clase de sociedad es aquella que requiere la dictadura y un estado policiaco para alcanzar la igualdad y la felicidad? ¿Para llegar al cielo hay que pasar, de todas maneras, por el infierno de la ausencia de libertad y la dictadura de un puñado de personas que se aferran al poder con una violencia concentrada y amplia, a la vez?

La democracia es la vida libre. El totalitarismo es como hablar de la muerte, la eliminación de la libertad.

 

Conciliar con los totalitarios, unirse a ellos, hacerles el juego, callar y formar coaliciones, ¿no es jugar con fuego? ¿A dónde lleva esa conciliación con los totalitarios que por todos los medios buscan en el Perú impedir las inversiones que con respeto a las leyes pueden ayudar a salir de la pobreza a millones de peruanos?

La pobreza es vivir muy cerca de la muerte pero no es la muerte. Impedir que los pobres salgan de la pobreza es una afrenta que ningún ser libre puede aceptar.

 

La libertad permite renovar, evolucionar, debatir, reflexionar ideas para la evolución del hombre en sociedad.

 

Si le preguntaran a Confucio sobre la muerte diría que la muerte es lo más parecido a una dictadura totalitaria, a sus métodos que imponen una “verdad” única, una única mirada, una única manera de vivir, como ocurre con las hormigas o en un panel de abejas. Pero, el ser humano, ese milagro de la existencia, es libre y al hacer uso de la libertad es capaz de renovar la vida y alejarla de la muerte.

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