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Alianza Lima del Perú es la institución popular más grande, trascendente y de definida identidad. Es la institución cultural-popular que sobre su matriz afro-peruana ha ido sumando identidades populares -sin perder la fundamental raíz afro-peruana- de todas las regiones y pueblos del país, lo que se manifiesta en su música, en la gastronomía, en los cánticos de las barras, en la presencia masiva de público en lugares tan diferentes y distantes como Iquitos y Sullana, Chiclayo y Pucallpa, Arequipa y Trujillo. Alianza Lima cuando juega en provincias lo hace prácticamente como local.

 

La presencia de jugadores de origen chino o japonés desde sus orígenes marca esa capacidad de Alianza Lima de atraer simpatizas de diversas etnias, razas y culturas.

 

¿Qué es lo que hace atractivo a Alianza Lima y que le ha permitido superar todas las crisis manteniéndose en el imaginario popular? Probablemente es la característica alegre, sandunguera, pícara del futbolista de origen negro y su juego pícaro, elegante y de gran dominio del balón. En el mundo popular brasilero se trata de "curtir" en el mundo popular aliancista es "corazón", la "alegría y sentimiento popular". Esa alegría que se vive mientras se juega el fútbol. El fútbol como una  diversión en la que se une la habilidad con una cierta disciplina en un carácter más bien dispuesto a la juerga. Esa identidad no se ha perdido pese al mestizaje inicial del peruano de origen afro con los peruanos de otros orígenes y procedencias,  y a los ensayos de dirigentes que por ignorancia o avaricia -el negocio fácil- intentaron imponer patrones futbolísticos procedentes de culturas totalmente distintas.

 

Alianza Lima es el equipo del Perú que mayores similitudes ha tenido con el fútbol brasilero por la habilidad y la picardía, que en Brasil ha sido dotado, además, de calidad técnica, disciplina, nutrición, educación y capacitación.

 

¿Cómo ha logrado permanecer esta institución popular pese al saqueo y el maltrato? ¿Cómo es que el pueblo aliancista le es fiel? ¿Cómo pudo sobrevivir a 18 años sin obtener campeonatos nacionales? ¿Cómo no sucumbió luego de la caída del Focker en el mar de Ventanilla, mar que se llevó a dos generaciones de jugadores con el entrenador -Marcos Calderón- más exitoso del Perú? ¿Por qué salió de ese momento terrible y por qué el pueblo aliancista acompañó a su club imaginario durante los momentos más tristes y difíciles? ¿Cómo aparecieron esas banderas blanquiazules en el mar de Ventanilla y en el Alejandro Villanueva? ¿Cómo es que se definió a Alianza Lima con el símbolo tan humano del corazón y el de una simple garra animal?

 

¿Cómo se renueva esa identidad que no es planeada por ningún “cerebro” y que ha sobrevivido a las mayores adversidades creadas por los “dirigentes” advenedizos que aprovecharon cada momento para llenarse los bolsillos a espaldas de la institución? Algún dirigente bombero, dijo en privado varias veces, conocedor de las pillerías de sus colegas: “para cojudos los bomberos y los hinchas del AL”. Esas desagradables frases reflejan lo que han sido las dirigencias de AL, con algunas importantes excepciones -es verdad- pero que han conducido a una institución popular que no comprenden -ni quieren entender- pero que se atreven a dirigir. Lo que predomina, como en la política peruana, es el populismo paternalista que apoya a "los negritos y zambitos" pero que no invierte en capital humano con el fin de construir un Club moderno en el que todos son iguales y, en consecuencia, tratados como iguales.

 

Se puede afirmar, sin equivocarse, que la mayor parte de su historia, Alianza Lima, institución centenaria y popular, ha sido secuestrada y saqueada por mañosos dirigentes corruptos llegados de sectores vinculados a conductas paternalistas-populistas-patrimonialistas que impidieron la consolidación económica, social, cultural y organizativa de esta gran institución popular que se ha mantenido y crecido por estar enraizada en el imaginario popular. Eso es Alianza Lima: un sentimiento popular de profundas raíces en la historia y la vida cotidiana de la gente. Esa historia popular no está escrita aún pues los ensayos sociológicos y antropológicos descriptivos no han ahondado en el mundo popular. La mayoría de esos ensayos sustituyen con conceptos una realidad que no logran entender.

 

Hoy, AL, se encuentra en un período de cura, de limpieza y ordenamiento interno. Pero, existe el peligro de que los administradores temporales decidan quedarse más tiempo del necesario y que eso pueda ser aprovechado por dirigentes que se enriquecieron a costa de los jugadores, del pueblo aliancista y de la propia institución que ha languidecido económicamente. Algunos ex dirigentes expulsados y otros que pugnan por volver a la institución buscan un espacio en la Junta de Acreedores o se preparan para próximas elecciones para hacer más de  lo mismo.

 

En el afán de participar en la Junta de Acreedores, se ha llegado al extremo de intentar falsificar facturas, comprar las deudas a jugadores nacionales y extranjeros con el fin de lograr un espacio y en componendas con otros sectores tenebrosos, tomar nuevamente el control de AL.

 

Es suficiente ver el perímetro del Estadio en el las cuatro calles que ocupa el Alejandro Villanueva para ver el divorcio existente entre los que dirigieron la institución y el distrito de la La Victoria en donde ha echado raíces AL. El perímetro es una inmundicia: aguas estancadas, basura, letrina pública, espacios destruidos, pintas murales, paredes asquerosas, etc. Es que la gentuza que estuvo al frente de AL nunca amó ni a la institución ni al pueblo aliancista y, curiosamente, hasta tenía y tiene conductas racistas, sí racistas, en un club popular afro-indo-sino-nipo-amazónico-popular peruano. Un dirigente al que le decían el "cholito" en las playas de Bujama y que controló el club durante siete años, afirmaba en privado en conversación con un dirigente de abuelos europeos: "ellos no son iguales a nosotros, prefiero dejarte el club a ti que eres blanco como yo y no a ese cholo que es mi vicepresidente"... Nada menos que un dirigente de AL expresándose de esa manera. Igualmente, el innombrable, un cholo como la mayoría de nosotros los peruanos, “choleaba” a los que él consideraba inferiores.

 

Es curioso cómo en un club popular en el que se expresa con total claridad el intenso mestizaje cultural, étnico, racial, lingüístico y gastronómico los que se sienten o se creen “blancos” o “blancones” como algunos pocos "barristas" -agresivos, alcoholizados y aniñados- insultan con el epíteto de “serranos” y “cholos” a los jugadores del Cusco, Arequipa, Huancayo, Ayacucho.

 

Las instituciones populares como Alianza Lima tienen que crecer en democracia, transparencia, tolerancia y espíritu asociativo, pues las tendencias conflictivas, agresivas y violentas son muy fuertes. Se debe incorporar a los millones de simpatizantes de AL a alguna forma de participación en el Club de sus sueños para que aporten y tengan algún beneficio. Los niños, los adolescentes, todos los hinchas de AL se alegran cuando gana y sufren en la adversidad.

 

Alianza Lima ha logrado superar muchas crisis y las seguirá superando porque es un sentimiento popular muy arraigado en todo el país. Alianza Lima es apasionante como manera de sentir y de vivir, pero, también es apasionante como un tema a investigar. Alianza Lima es el Perú… El Perú es Alianza Lima.

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