Lima, una ciudad a la deriva. Elecciones para elegir a 22 regidores
Los candidatos con las justas balbucean algunas ideas sobre la seguridad ciudadana y el transporte. Son personas inexpertas que no hay dirigido ni conducido nada y, de ser elegidos, irán con sus insignificantes ideas, a sumarse al coro de funámbulos ya existente en la Municipalidad de Lima.
miércoles, 13 de noviembre de 2013 - 36933 vistas
El 24 de noviembre son las elecciones para elegir a 22 regidores a la alcaldía de Lima que reemplazarán, en forma definitiva, hasta que concluya el Gobierno Municipal de Fuerza Social que encabeza Susana Villarán. Los partidos que compiten en estas elecciones son Acción Popular, Partido Humanista, PPC, Siempre Unidos, Somos Perú y, Tierra y Dignidad.
Estas elecciones se dan en circunstancias en las que la Susana Villarán, alcaldesa de Lima, tiene una desaprobación de 78% por ciento de los ciudadanos de la capital. La más alta desaprobación en su gestión. Solamente un 18% de los ciudadanos aprueban su gestión. 4 % no responde a la pregunta. Esta desaprobación no es comparable con cifra alguna de los alcaldes anteriores de Lima.
Las elecciones son consecuencia de un voto claramente diferenciado de los electores: pretendieron castigar a los regidores oficialistas y darle una nueva oportunidad a Susana Villarán. Sin embargo, superada la revocatoria, la tendencia ha sido a un divorcio --cada vez mayor en el que una parte no espera ya nada del otro-- entre los vecinos de Lima y el Gobierno Municipal. Es tan radical el distanciamiento entre los vecinos de Lima y el Gobierno Local que la tendencia a la desaprobación se ha ido ensanchando y la única esperanza de los limeños es que este gobierno termine la pronto posible. El Gobierno Municipal de Lima, de otro lado, en su falta de liderazgo, no puede resolver asuntos elementales como el orden del comercio ambulatorio, el transporte y el tránsito, y el cumplimiento de los plazos para la finalización de las obras. Pareciera que hubiera una apuesta por hacer todo mal.
En el plano nacional, en un clima de gran crispación por los permanentes errores políticos del Gobierno del presidente Ollanta Humala en su relación con la oposición, especialmente con el aprismo y el fujimorismo que muestra un rostro cada vez más agresivo. Por el lado de los partidos, PP tiene a su líder más cerca del Poder Judicial que de una candidatura presidencial.
El PAP perfila la candidatura de Alan García y el PPC intenta contemporizar con todos, incluso con los anti-mineros del Partido Comunista del Perú-Patria Roja. Los otros partidos, casi no existen. Tienen inscripción porque realizaron alianzas con otros partidos y porque tienen perfectamente clara su vocación por ser franquicia-vientre de alquiler- o patente de corso para cualquier proyecto del poder por el poder.
Sin embargo, este clima de tensión política nacional no ha impactado en la casi imperceptible campaña para elegir a 22 regidores de Lima en las que los más astutos realizan sus primeros movimientos para posicionar un logo en pos de las elecciones municipales del 2014. La verdad es que las elecciones para elegir a los 22 regidores se realizan, en el plano estrictamente municipal, en el mayor desinterés ciudadano.
La mayoría de partidos políticos --hay excepciones-- en una actitud poco responsable, han decidido postular a jóvenes inexpertos para que ocupen las 22 regidurías en disputa. Los partidos que estuvieron detrás y los que fueron protagonistas de la revocatoria ni siquiera les ha interesado presentar candidatos, lo que expresa cálculo político y una enorme irresponsabilidad. Demuestra que detrás de la revocatoria no había un genuino interés por la ciudad pues de lo contrario hubiesen presentado candidatos para reemplazar a los 22 regidores que inclinarán la balanza en el Consejo Provincial hacia el oficialismo o hacia la oposición que tendría como tarea buscar que la gestión de Susana Villarán cambie de rumbo por el bien de la ciudad y del país.
Lima es una ciudad de 8.5 millones de habitantes. Si añadimos la población del Callao, la población se acerca a los 10 millones de habitantes, prácticamente toda la población de Bolivia. Reemplazar a 22 regidores no es poca cosa. Pero, este asunto tiene sin cuidado a los dirigentes de los partidos nacionales que se guardan para las elecciones del 2014 en la se jugará los destinos de Lima en los próximos cuatro años.
Una de las características de la poco intensa campaña electoral es que los partidos que apoyaron la gestión de Susana Villarán hoy se presentan como opositores, radicalizando su insignificante discurso. No sólo se trata de los que la apoyaron durante la revocatoria sino los que realizaron una alianza implícita y una asesoría, a todas luces fracasada, al Gobierno Municipal. Resulta penoso observar cómo los ya no tan jóvenes ingresan al juego del oportunismo falaz heredado de los que están en política sin principio ni convicción alguna.
Estas elecciones municipales para reemplazar a 22 regidores de Lima es expresión de la precariedad de la democracia peruana. Uno de los futuros candidatos a la alcaldía de Lima ha colocado --en la lista de regidores de su nuevo partido-- nada menos que a su hija. ¿Méritos? No. “El que puede, puede”, comentan los áulicos o miran a otro lado. Desde jóvenes aprenden a ser oportunistas.
La democracia en el Perú es de muy baja calidad y los partidos son, en realidad, cascarones vacíos en los que se venden las candidaturas. En esta elección, alguno, pretende reposicionar la marca partidaria con el fin de ingresar al imaginario ciudadano y participar en mejores condiciones en las elecciones del 2014.
Los partidos, con algunas excepciones, han puesto a los “calichines” de la política para que se fogueen en una campaña política. ¿Es responsable ubicar mayoritariamente a jóvenes sin la mínima experiencia política como candidatos a regidores cuando se trata de lograr un cambio de rumbo en el Gobierno Municipal de Lima? Francamente, resulta poco responsable. Pero así es la democracia peruana: de baja calidad, mediocre, poco consistente, carente líderes, de visión y de propuestas.
Los candidatos con las justas balbucean algunas ideas sobre la seguridad ciudadana y el transporte. Son personas inexpertas que no hay dirigido ni conducido nada y, de ser elegidos, irán con sus insignificantes ideas, a sumarse al coro de funámbulos ya existente en la Municipalidad de Lima.
Deseo equivocarme. Pero, ciertamente, no veo cómo con los nuevos regidores, se pueda realizar algún cambio en el curso del Gobierno Municipal actual salvo que ingrese un grupo que conforme una mayoría consistente. Son cuatro años perdidos para la capital del Perú. En ese lapso, ciudades como Santiago, Quito, Guayaquil, Bogotá, Medellín y Cali, para mencionar sólo a algunas de las ciudades del mundo andino –sin mencionar a otras capitales de América del Sur y del mundo- con las que tenemos que competir, nos han sacado una clara ventaja: atraen más inversión, más turistas, han mejorado el transporte, el tránsito y la vialidad; han dado pasos certeros en la seguridad ciudadana pero, lo que es más importante, han logrado que una visión moderna de ciudad del siglo XXI se vaya consolidando, invirtiendo cada vez más en bienes simbólicos. Aquí, no pasamos siquiera del tema del orden. Mientras tanto en el Perú asistimos a una discusión demagógica y segmentada, con una mirada parcial y fraccionada, de los problemas de Lima. ¡Y encima postulan los calichines!
A los partidos no sólo les falta raíces para entender el pasado y el presente de Lima. Les falta alas, vuelo, capacidad para soñar con una ciudad que tiene todo para ser diferente: un litoral, un pasado milenario y virreinal, una rica historia republicana y una población en la que conviven peruanos de todas las regiones y raíces, que van otorgándole una fisonomía nueva, con emprendedores que son capaces de convertir desiertos y cerros aparentemente inhóspitos, en ciudades que buscan un espacio en el orden mundial. Por carecer de visión política, distritos que fueron emblemáticos, no son más que un amasijo de nuevos y mayoritariamente feos edificios que crean más caos visual y generan graves problemas de contaminación sonora, ambiental, del transporte y, también, inseguridad por más cámaras que se coloquen.
El mundo de hoy es el mundo de las ciudades-Estado que compiten por atraer inversiones, eventos, profesionales, intelectuales, artistas y turistas. Las ciudades compiten por ser hermosas, agradables, amables con el ciudadano. En el ranking mundial de ciudades Lima está cada vez más lejos del vértice del éxito.
Los partidos políticos no entienden el papel de las ciudades y de los Gobiernos Locales. Para algunos, participar en elecciones municipales es rebajarse, jugar en “segunda división”. Y, para otros, es un asunto aún peor, se trata de un juego de “calichines” y juveniles. Así estamos. Por eso la política en el Perú está en el nivel en el que se encuentra: se lucha “por el poder” con una agenda primitiva, elemental, indigente. Los grandes temas del Perú y del mundo están ausentes. La política es como el fútbol peruano: casi todos juegan a “la chacra”.
Muy pocos ponen el balón al ras del piso y elevan la calidad del juego. Pobre Lima. Pobre Perú.
Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com
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