El mal menor se puede convertir en el peor de los males En cuerpo y alma
domingo, 14 de mayo de 2006 - 45565 vistas
Los resultados oficiales de las elecciones del 9 de abril, dan cuenta que el 26 y el 21 por ciento de los votos efectivos, fueron a Ollanta Humala y Alan García respectivamente. Suman el 47 por ciento del voto real. Como sabemos, el voto válido es una ficción resultado de omitir los votos blancos, viciados y nulos, entre otros. El resultado electoral del 9 de abril, entonces, como sabemos es el de las dos primeras minorías que están debajo del 53 por ciento de los que no han votado por esas opciones. Eso debe quedar claro.
En segundo lugar, que las dos opciones son un salto al vacío. No una sobre la otra. Las dos. Pues, Alan García no sólo fracasó estrepitosamente durante su gobierno del 85 al 90, sino que produjo una crisis de confianza -la crisis de confianza es una crisis moral muy profunda- que abrió el camino y la ascensión al poder de Alberto Fujimori-Vladimiro Montesinos y toda la pléyade de oportunistas y delincuentes que saquearon el Estado peruano. No hay que olvidar que Fujimori ganó con el apoyo del PAP y gobernó los primeros años con su pleno apoyo. De otro lado, Ollanta Humala es nada más y nada menos, que una forma sui generis de fascismo peruano cholo. Una propuesta anti moderna y, por ende, anti-democrática, construida sobre un discurso de rechazo y no de afirmación. Ollanta Humala y los que lo rodean -al margen del Plan de Gobierno que el comandante retirado ni siquiera sustenta y menos entiende, porque probablemente ni lo ha leído- son un grupo de personas que rechazan el orden establecido y son incapaces de avanzar hacia la modernidad -a la que temen- pues sus ideas son anti modernas. Si solamente, tomamos el caso de las propuestas sobre la juventud y la seguridad ciudadana, podemos entender el carácter reaccionario del pensamiento -en caso existiera- de Ollanta Humala. Proponen, por ejemplo, para reducir el pandillaje dos acciones: eliminar el servicio militar voluntario para que los pandilleros sean reeducados, nada menos, que en el ejército. Asimismo, proponen trabajos forzados. Es decir, trabajos forzados y servicio obligatorio para los pandilleros. ¿Derechos humanos? ¿Institucionalización de la violencia? ¿Viraje a los totalitarismos de Hitler y Mussolini?
En tercer lugar, tanto el PAP como Alan García y Ollanta Humala y la alianza UPP-PNP, se reclaman herederos de Haya de la Torre. Los dos beben de las mismas fuentes y se miran en el mismo espejo. No existe, que sepamos, una autocrítica explicita del PAP sobre el programa político de Haya de la Torre que reclaman, ambos, como suyo. ¿Qué sostiene el programa concreto del ideólogo y creador del APRA? Sostiene -en síntesis- los siguientes puntos: Unidad de América Latina contra el imperialismo, Estado Antiimperialista y antioligárquico, nacionalización de tierras e industrias, alianza de las cuatro clases y frente único de trabajadores manuales e intelectuales, como los puntos centrales.
Se pude sostener que Ollanta Humala es un militante del programa de Haya de la Torre de 1924 y sintetizado en 1931. El APRA de Alan García no ha modernizado ni su programa, ni el partido ni su cultura política. La confrontación entre Ollanta Humala y Alan García se produce dentro de la misma matriz política, con una diferencia: el PAP ha sido gobierno y fue un desastre y Ollanta Humala no lo ha sido, pero a la matriz señalada, hay que incorporarle la matriz familiar: el totalitarismo leninista en la formación estalinista, el racismo que lo convierte en una versión fascista-andina y el ladinismo, por el cual es un militante de la mentira y el engaño.
En suma, los dos candidatos que disputan la presidencia, son expresiones extremas de la paupérrima democracia peruana, en la que se mezclan el mesianismo sectario, la ignorancia, el miedo, la desesperación y la búsqueda de un caudillo que ponga orden, aún cuando sea a la mala.
Algunos intelectuales, comentaristas, entrevistadores y periodistas han propuesto apoyar, sin condiciones, a Alan García, pues es el menos malo de los malos. Es decir, se han entregado en cuerpo y alma al ex presidente, convirtiéndolo, de la noche a la mañana, del peor presidente en el gran demócrata que el país necesita; del campeón mundial de la hiper-inflación a un político maduro que ha aprendido; de violador de los derechos humanos a un ser superior que está por encima del bien y del mal; del artífice de la corrupción en el modelo de la gobernabilidad y la honradez que ha salido bien librado del Poder Judicial. El creador junto con Agustín Mantilla de escuadrones para militares es capaz de gritarle “asesino” a Ollanta Humala. En fin, han creado su Alan García de acuerdo a sus necesidades y a su imagen y semejanza.
Mientras Alan García y sus compañeros están ya planeando la creación de nuevos ministerios como el de Pesquería y negociando el poder en el Congreso de la República, Ollanta Humala y su gente se entregan, asimismo, en cuerpo y alma a Hugo Chávez, Evo Morales y a Fidel Castro que está detrás de las últimas decisiones políticas, tratando de imponer sus anacrónicas y fracasadas teorías.
¿Qué hacer frente a esta encrucijada? ¿Votar viciado? ¿Hacer sentir que el 53 por ciento de los peruanos no estamos de acuerdo con estas alternativas? ¿Anular todo el proceso? ¿Entregarnos en cuerpo y alma a Alan García o a Ollanta Humala como han hecho ya varios personajes de la política, de la Comisión de la Verdad y algunos entrevistadores /doras de la televisión?
Creo que tenemos el deber de imponer condiciones.
- Se tiene que saber cuáles son las propuestas concretas.
- Se tiene que exigir autocríticas reales y no ficticias.
- Tienen que realizarse varios debates sobre temas precisos.
- Tienen que exigirse documentos firmados de cara a la gente, en forma transparente y clara.
- Tienen que saberse de dónde sale la lluvia de millones de las campañas.
- Tiene que saberse quiénes están detrás de cada uno de ellos.
- Se tiene que exigir comparencia ante los juzgados y que no se amparen en las prescripciones.
De otro lado, hay exigencias precisas que -los que están de acuerdo con la modernización democrática del país- se deben levantar:
- Respeto absoluto a las libertades democráticas, la libertad de conciencia, opinión, prensa y de organización.
- Respeto irrestricto a los derechos humanos e investigación por la Fiscalía de la Nación y el Poder Judicial. Procesos judiciales con pleno respeto a las leyes y los procedimientos.
- Independencia del Poder Judicial. Reforma y modernización.
- Elección independiente del Contralor General de la República.
- Lucha frontal contra la corrupción. Sanción a la corrupción sin “amnistías” que salvaguarden a las mafias.
- Respeto al Estado de Derecho. Reforma de la Constitución de acuerdo a los mecanismos previstos en ella.
- Generación de riqueza y redistribución con justicia y equidad. Promoción de la inversión nacional y extranjera. Integración del Perú a la economía mundial. Plan Exportador y de compensaciones.
- Revolución educativa Promoción de la investigación científica y tecnológica. Universidades nacionales que se proyecten a la excelencia.
- Plan Concreto contra la extrema pobreza.
- Promoción de la empresa familiar, la pequeña y mediana empresa.
- Plan de empleo que favorezca especialmente a los jóvenes.
- Manejo responsable de la economía. Planes concretos para un crecimiento anual de 7 por ciento del PBI.
El peor error, en el momento actual, es obsequiar el voto, regalarlo.
Es el momento de imponer condiciones.
Si no se aceptan las condiciones, el voto viciado es la mejor alternativa.
No hay que seguir el mal ejemplo de los que se han entregado en cuerpo y alma, abjurando de sus principios, sus valores y sus propuestas. El mal menor, puede convertirse, en el peor de los males.
Escrito por: Oswaldo Carpio para SanJuandeLurigancho.com
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