A propósito de los lamentables sucesos que ha tocado vivir a miles de familias del sur de Lima y del departamento de Ica, siempre es importante recordar que nos asentamos sobre un suelo que se encuentra sobre dos placas, la de Nazca y Sudamericana, que se sobreponen y demuestran constante actividad sísmica. La extraordinaria fuerza, que estas han desplegado a través de millones de años, ha formado el singular paisaje andino, pero al ser tal su energía, lamentablemente causa estragos como los sentidos en estos últimos días.Desde el pasado, las culturas veneraron y temieron a sus dioses a quienes identificaron como los causantes de diversos fenómenos naturales, incluyendo los temblores. Un buen ejemplo se manifiesta en el oráculo de Pachacamac, a quien se le atribuía la capacidad de hacer temblar la tierra. Años mas tarde, ya en la colonia y debido a este sincretismo religioso, los limeños tenemos al Cristo de Pachacamilla, Patrono del Perú, tan celebre por recorrer nuestras calles al suceder estos desastres.
Epicentro del terremoto
Lo acontecido la tarde del 15 de agosto, para muchos nos trajo al recuerdo el último terremoto que afectó Lima, el año 1970, sintiéndose con mayor impacto en el hermano departamento de Ancash. Sin embargo, la lista de grandes sismos es bastante antigua. Según los documentos coloniales, tenemos temblores y terremotos, desde el día en que Hernando Pizarro se aventuró por estas tierras en 1532. El gran terremoto que soportó la recién fundada ciudad de Lima fue en 1582 y otro similar en 1586, según relatan los documentos, como la que escribe El virrey Dn. Fernando Torres de Portugal, Conde del Villar a su Majestad: "El Miercoles 9 de Julio octavo día de la visitación de Nuestra Señora deste año de 1586 amaneció muy claro y sosegado hasta cerca de las noche que se turbó mucho la qual sobrevino obscurísima y entre las siete y las ocho della comenzó a temblar ésta ciudad de Lima y Puerto del Callao lentamente y ainsi lo hizo tiempo en que se pudiera rezar un credo y luego en el que se rezaran otros tres o algo más hubo gran terremoto y ruydo debaxo de ello y según afirman los españoles y naturales no lo fueron tanto los de que se acuerdan no de los años 1555, 1582 y 1584 – que dizen haber sido los mayores que hasta entonces se hauian visto y no hicieron todos juntos el daño que este y pareciose bien en sus efectos porque aquellos aunque maltrataron algunas casas de esta dicha ciudad y puerto derribaron pocas y el agora no dexo iglesia, monasterio, hospital ni cada que en mucha parte o en todo no derribase o arruynase y las Casas Reales de Buestra Magestad desta ciudad y del callao particularmente lo quedaron porque la del Callao que del dicho temblor del 84 hauia quedado maltratado quedo agora todo asolada..".
Sucedieron durante el siglo XVI y XVII una serie de temblores de gran intensidad hasta el celebre terremoto de 1746, que destruyó casi toda la ciudad incluyendo monumentos importantes.
Terremoto 1940. Iglesia de Lurigancho
En algunos pobladores del pueblito de Lurigancho existe el recuerdo del terremoto de 1940, el mismo que hizo colapsar nuestra antigua iglesia, algunas rancherías, haciendas y casas de campesinos, felizmente en Lurigancho el nivel poblacional era bajo, nada comparable a la actualidad.
…Mi suegro me contó, que gran parte de los pobladores se encontraban en la misa de difuntos de la familia Berrido, cuando empezó el temblor , de pronto el señor Lucas se puso en la puerta y con los brazos extendidos que impedían la salida dijo: “nadie sale por que ahorita ya pasa el temblor”, cuando de repente un moreno le lanzo un tremendo puñete que lo mando hasta media calle y la gente pudo salir, justo allí es cuando se derrumbó nuestra antigua iglesia, uno de los adobes le callo al señor Manuel Sánchez quien sufrió rotura de la canilla, ese día hubo muchos heridos, por que nada quedó en pie. Los árboles se movían de un lugar a otro, se cayo la hacienda Azcarrunz que era una de las más bonitas del valle de Lurigancho, los vecinos tuvimos que improvisar carpas ya que nunca nos llegó alguna ayuda… (Testimonio: Sra. Salome Paredes de Taranco).
Es lamentable, que el terremoto vivido y sus constantes replicas, nos muestren lo vulnerables que somos frente a la naturaleza y lo poco o nada preparados que nos encontramos frente a estos fenómenos, peor aún, cuando poca importancia le damos al manejo de la planificación urbana y a los temas relacionados a desastres naturales. Imagínese un terremoto cuando nuestros hijos se encuentran en la escuela, en esas escuelas, que primero fueron casas y luego de ser “acondicionadas” pasaron a ser centros de educación particular o, que tan afectadas quedarían aquellas viviendas situadas sobre laderas de los cerros al momento que se desprendan enormes bloques de rocas, no siendo la primera vez que esto ocurriera, ya que en los años 90, el AA.HH., El Sauce, sufrió daños materiales, cuando un gran bloque de roca proveniente del cerro, impactó como proyectil sobre las viviendas, atravesando y destruyendo muros y esteras, felizmente en esa oportunidad sin victimas que lamentar.
Un terremoto de similar magnitud, como los sucedidos en Pisco, Chincha e Ica, rompería los ductos subterráneos de agua, desagüe y gas y por último todo ese cableado telefónico y de energía eléctrica se convertirían en trampas para aquellas personas que creen que la calle es la más segura. Aun seguimos creyendo que Lima escapará de sufrir tales desastres, y que a nosotros nada nos podría afectar, restándole nuestras instituciones y nosotros mismos la importancia y conocimiento a tal tipo de situación.
Este hecho lamentable y muy doloroso para las familias afectadas, con las cuales me solidarizo, debe enseñarnos a tomar nuestras precauciones a todo nivel, felizmente nunca es tarde para reaccionar de forma positiva, recordemos la sonada frase “el Perú es más grande que sus problemas”, por tal motivo, es tiempo de mostrar nuestra solidaridad y capacidad de trabajo para nuevamente levantar de los escombros nuestros pueblos.
Deseo terminar recordando algo que me pareció lamentable, quienes nos encontrábamos en provincia, lejos de nuestros seres queridos, y al enterarnos de los sucedido, nos desesperamos al no poder comunicarnos con nuestros hogares, encontrando en el Internet, el primer medio de información del desastre natural.
En busca de mayor información, se logró conseguir un televisor y, grande fue nuestra sorpresa, al observar en la pantalla de un conocido canal a una conductora de chismes y espectáculos que tratando de ganar “rating” se ufanaba del ampay logrado, la cara de mis compañeros, algunos extranjeros, fue de una enorme indignación, cómo era posible que mientras miles de peruanos lamentaban la pérdida de ahora medio millar de seres queridos y observaban en las calles con tristeza, desesperación y desconcierto a más de mil heridos y junto con ello sus hogares y sus ciudades enteras desbastadas, se nos esté informando sobre temas banales, es que el dolor de nuestro pueblo puede tener menos importancia que las cojudeces que por la televisión nos llega, que lamentable. En momentos de dolor deberíamos hacer patria y no de lo que en ese momento fuimos testigos.
Tengamos ese mismo espíritu de los 11 jovencitos que en Corea del Sur nos devolvieron, en medio de este dolor; un poco de orgullo, alegría y esperanza. ¡Perú, adelante!
Algunos datos:
Puede consultar: Oliver-Smith, Anthony 1997- El terremoto de 1746 de Lima: el modelo colonial, desarrollo urbano y los peligros naturales. En: Historia y Desastres en América Latina. Volumen II. pp.2 -23. La Red. http://www.ceresis.org/intensidades/historia_sismica.htm http://www.igp.gob.pe http://khatati.igp.gob.pe http://es.wikipedia.org/wiki/Terremoto_de_Ancash_de_1970
